jueves, 17 de octubre de 2013

La Flor Diurna y el Ave Nocturno.



Hace mucho mucho tiempo una joven campesina fue a los campos de girasoles, le ordenaron que cortara el girasol mas hermoso . Y cuando ella llego y vio la cantidad de girasoles que había se disgusto  muchisimo, porque todos eran muy hermosos y no tenía la seguridad de si su elección sería la correcta, y si se equivocaba el Príncipe Marcus la castigaría porque ese lindo girasol era un regalo para la Reina. 
Después de muchas horas caminando entre los girasoles vio uno especialmente hermoso, era esbelto como una dama, con los pétalos dorados y levemente curvados, y con un tallo tan elegante como el cuello de un cisne. Decidió que ese sería el indicado y se dispuso a cortarlo, pero entonces un ruido la espanto y unas garras le arañaron las manos... 
Cuando alzo la mirada al cielo vio en el un ave volando, un ave con las plumas tan oscuras como la noche y los ojos tan amarillos como el sol, daba un miedo terrible mirarlo tan de cerca pero el miedo fue cubierto por la sensación de incredulidad cuando vio que el ave era un búho y los búhos solo volaban de noche. 
¿Que haría un búho volando de día? ¿Y volando por un campo de girasoles? ¿Y porque la atacaba?
Las preguntas volaban por la aturdida mente de la campesina y por mas que se las cuestionaba no sabia si podría responderlas, porque no entendía el comportamiento de esa errante ave. 
Cuando vio que el ave se alejaba un poco intento volver a cortar el girasol, pero vio como se lanzaba en picado contra ella y se aparto asustada, tanto que corrió por todo el campo de girasoles corto el primero que se encontró y huyo despavorida al castillo. El girasol que tenía para el Príncipe Marcus no era el mas bello, pero al menos no volvía con las manos vacías.
Cuando le entrego el girasol al Príncipe cometió el error de contarle también su experiencia en los campos de girasoles, y el Príncipe Marcus que era arrogante y despiadado decidió que ese girasol debía de ser para el. 
Con un grupo de hombres para protegerlo se dirigió a los campos cabalgando, y cuando llego  no hizo falta buscar el girasol porque el sol parecía dar de lleno solo en los pétalos de dicha flor y olvidaba a las demás, y había un ave tan negra como el carbón sobrevolando el girasol mas bello.
Con la ayuda de los hombres que lo escoltaban cortaron el girasol y ahuyentaron al ave, no antes de recibir unos cuantos picotazos y arañazos. El ave voló hacia los arboles mas cercanos y desde allí vio como el Príncipe Marcus se llevaba a su flor.
Pasaron los meses y frió llego, con sus vientos helados y sus ventiscas. El Príncipe Marcus que estaba obsesionado con su flor dorada, la tenía cultivada en un invernadero privado y exclusivo que el solo podía visitar. Y una noche, la noche mas fría después de muchas noches de calor la flor brillo, los pétalos se cayeron y se transformaron en cabellos enredados y rubios, el tallo creció y tomo forma de cuerpo de mujer, y de las raíces que estaba bajo tierra nacieron unos pequeños pies blancos y con uñas perladas.
El hermoso girasol era ahora una hermosa dama. 
Cuando el Príncipe Marcus la encontró no dudo ni un segundo en que desposaría a la mujer flor, por que además de hermosa como nadie era mágica. 
Girel, como la llamaban los campesinos y todos los que vivían en el reino, era una joven taciturna y callada que solo hablaba con el. Ella dirigía su bello rostro al sol y le susurraba, pero nunca hablaba con nadie mas. 
Al Príncipe parecía darle igual su parquedad a la hora de charlar mientras fuera su esposa y la de nadie mas. 
Semanas antes de la boda el castillo estaba colmado de nervios y todos estaban encantados por los preparativos del banquete y la fiesta que los campesinos celebrarían en honor a los recién casados. Y mientras los pueblerinos preparaban sus regalos para los futuros Reyes un hombre encapuchado llego al pueblo, un desconocido que nadie había visto antes y que tenía una larga melena negra y unos ojos muy amarillos, como los de un lobo... o un ave.
El desconocido entre en el castillo y busco por cada rincón a la joven Girel, y la encontró en el jardín del ala oeste mirando al sol con los ojos cerrados y susurrándole palabras como si le contará un secreto.
El encapuchado se acerco sigilosamente y la tomo entre sus brazos, le puso un dedo bajo la barbilla y levanto su rostro sonrojado para que lo mirara. Ella tenía aun los ojos cerrados y las mejillas estaban cubiertas de lagrimas pero al abrir sus ojos, que eran negros como las pipas de girasol vio quien la abrazaba y sus labios formaron por primera vez en semanas una tenue sonrisa. 
Ambos se fundieron en un abrazo, buscaron los labios del otro y se besaron sintiendo la felicidad brotar de lo mas hondo de sus corazones. 
Dicha felicidad se interrumpió de forma repentina porque el Príncipe los había visto y enviaba a sus soldados a matar al joven desconocido de ojos amarillos. 
La fuerza del joven era portentosa y era ágil al luchar como si volara sin alas, pero los soldados eran mas y estaban armados. Sin rendirse en ningún momento el joven fue llevado a los calabozos y condenado por  el Príncipe Marcus a morir en la horca. Girel estaba abrumada por la efímera felicidad que tan rápida como llego se marcho. 
El día de la boda llego, y tan crueles eran los sentimientos del Príncipe  hacia su enemigo que lo encarcelo hasta ese día para presenciar antes de morir como se desposaba con su amada.
El sol salio y la boda comenzó, la novia lloraba en silencio y el joven atado miraba impotente la ceremonia mientras gritaba y sus alaridos simulaban los ululares de los búhos al atacar.
Antes de que Girel pudiera aceptar en matrimonio al Príncipe una luz callo del cielo, era un rayo de sol que ilumino el rostro de la joven y la convirtió en girasol de nuevo, y lo mismo ocurrió con el desconocido de pelo negro porque en unos momentos era un hombre y en otro momento era un ave que volaba surcando el cielo. El ave voló en picado al suelo donde se encontraba el girasol tirado junto al Príncipe Marcus y con sus garras lo cogió y voló hacia los arboles del bosque.
El Príncipe Marcus encolerizo y mandar quemar todos los campos de girasoles y cazar a todos los búhos del bosque, pero mas nunca se supo que fue de dicha ave y de su amada flor. 
Desde ese momento los campesinos empezaron a contar la leyenda del regalo del sol, que decía así:
"El sol vio un día un búho besar a un girasol, y les concedió la oportunidad de amarse en el invierno, pero tenían una vida partida en dos porque con el calor no podrían ser humanos. La joven pareja acepto la promesa del sol y todos los años cuando llegaba las heladas eran hombre y mujer, pero cuando llegaba el calor solo eran una flor y un ave que se miraban. Cuando el sol vio que su amor se rompería por culpa de un Príncipe celoso y avaricioso los convirtió de nuevo en sus formas originales así no correrían peligro, pero tampoco podrían tenerse el uno al otro... y hasta el ultimo día de sus vidas se miraron, el ave miraba la flor de día y la flor miraba el ave en las ramas mas altas de los arboles."
La leyenda sobrevivió años y años, y las madres las contaban a sus hijas para que cuidaran su corazón del amor, pero la historia se olvido con los siglos y cambio y ahora la gente cree que los girasoles miran al sol y no a las aves y que los búhos no salen de día solo de noche, pero no conocen el porque de esas costumbres ni porque nacieron. 

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