Cuenta la leyenda que hace más de mil años los habitantes de
la Tierra no estaban solos, vivían ignorando la existencia de seres mágicos en
sus aguas, en sus tierras y en sus bosques. En lo más profundo de sus ríos y
sus mares había seres con la piel azul, llena de escamas y aletas para poder
respirar, con los pies y las manos palmeados, sus ojos eran grandes y
vidriosos, se llamaban a sí mismos “Anfibis”, mitad humanos mitad anfibios.
En las tierras más hostiles y calurosas habitaban seres
voladores, con pieles rojas o negras y cubiertos de escamas tan duras como las
piedras de las cuevas donde se refugiaban, era escupefuegos, seres mitad
humanos mitad dragones y se hacían llamar “Drakis”. Pero ninguna de estas razas
eran tan sorprendentes ni peligrosas como las que vivían en los bosques más
oscuros, eran seres imposibles de describir porque eran invisibles para casi
cualquier ojo, sus voces eran terroríficas y nadie se acercaba a ellos, los
humanos por desconocer su existencia y los seres mágicos por miedo, los
llamaban “Imvals”.La diferencia entre ellos y la nada eran sus poderes, podían
ver el pasado y el futuro, y además eran capaces de conceder deseos a
cualquiera que osara cometer el error de pedírselos. Estos seres vieron la
existencia de un planeta enigmático y perdido en el espacio al que llamaron
Ossam y decidieron buscar la forma de viajar hasta el para gobernarlo, después
de años buscando una solución a su problema se dieron cuenta de que
necesitarían la ayuda de los “Drakis” y los “Anfibis”, los dragones podían
crear un portal con las miles de piedras mágicas que conocían y protegían, esas
piedras volcánicas tan ordinarias si no fueran porque los Drakis las bendecían
concediéndoles atributos especiales. Y sin duda necesitarían las propiedades
del mar, porque los Anfibis eran capaces de transportarse a cualquier parte del
mar y necesitarían ese atributo para desplazarse hacia el nuevo planeta.
El plan era preciso y estaba casi listo, pero ni los Drakis
ni los Anfibis quería colaborar sin algo a cambio y como no se fiaban de que
los Imvals cumplieran su palabra y les concedieran sus deseos sin segundas
intenciones decidieron acordar con ellos que viajarían dos de cada raza, para asegurar
que el viaje funcionaba y ver los peligros del lejano planeta. Todos querían
viajar a otro lugar para dejar de ser las sombras de los humanos y esconderse
de ellos para que sus vidas no peligraran, y cada uno de ellos eligió a un
macho y a una hembra de sus razas.
El Rey Draki, Dangenius Dragon eligió ir el mismo, era joven
y obstinado, siempre tenía que estar presente en todo lo que involucrara a su
raza, y con el arrastro a su joven esposa, Danifag Dragon que estaba en cinta y
esperaba a su primer hijo. Al contrario que los Drakis, la Reina Anfibis estaba
terriblemente enferma y aunque quisiera no podría viajar, su hija menor se
presentó voluntaria y sus hermanos mayores a los que les daba miedo dejar su
hogar y romper sus tradiciones se negaron a cambiar sus lugares por el de ella,
temerosos por sus propias vidas y por dejar a sus hijos solos. Al final la
joven Aranesa Anfir viajaría con su protector Aurous, que juro a la Reina
Anfronsia Anfir proteger a la menor de sus hijas. Los seres Imvals eligieron a
sus mejores videntes, llamados Imvil y Ismil que me gustaría describir como
eran, pero nadie los ve y nadie los verá jamás porque sus pieles son
transparentes y su cuerpo es invisible para cualquier ojo.
El viaje llego a su fin y las tres parejas de seres mágicos
se encontraron en un planeta dividido en tres zonas, zonas que eran perfectas
para la supervivencia de cada uno de ellos. Una zona era completamente rocosa,
con lava en lugar de ríos, con el suelo surcado de arena y con cuevas por
cualquier lado donde dirigieses la vista, la segunda zona era un 90% agua y se
componía de mares embravecidos y rocas marinas que aguantaban el chocar de las
olas majestuosas, y por ultimo estaba una pequeña zona con bosques verdes y
negros, arboles altos como edificios y tan juntos los uno de los otros que no
se veía más allá de unos cuantos pasos. Qué casualidad tan maravillosa tener
tres zonas preparadas para su existencia, pero ni los Drakis ni los Anfibis se
percataron de ese pequeño detalle, y felices por su nuevo hogar decidieron
acomodarse en ellos y traer poco a poco a sus familias desde la Tierra. Pero
los Imvals les obligaron a acordar que nadie cruzaría las fronteras de los
otros, porque si alguien cruzaba fronteras estaría en territorio prohibido y podrían
acabar con su vida sin repercusiones de los demás. Tanto Drakis como Anfibis
juraron cumplir sus palabras y los Imvals con su magia movieron las tres zonas
del planeta y la dividieron con puentes de cristal, un cristal tan claro que si
no mirabas bien apenas lo verías y los dejo comunicando las zonas de ambas
especies para que recordaran su juramento. El puente brillaba cuando alguien lo
cruzaba y eso llamaría la atención de los demás. Los años pasaron y la vida en
el hermoso planeta de Ossam se hizo muy tranquila, la joven reina de Anfibis,
la hermosa Arenesa se enamoró de su guardián y se casaron trayendo a su nuevo
hogar a su hija Afisiana. Mientras que los Reyes Dragon trajeron a su hogar a
tres apuestos jóvenes que eran trillizos llamados Danius, Denzal y Dranzos.
Nada se supo de los Imvals, porque su existencia era casi insignificante para
los demás, vivían en silencio y en la penumbra de sus bosques y nadie se
percataba de como vivirían.
Pero la tranquilidad en el Reino de los Dragones duro muy poco,
por el Rey Dangenius había decidido poner a prueba a sus tres hijos para ver
cuál de los tres podría llegar a ser rey, los tres nacieron a la vez y era
difícil saber cuál era el heredero. Así que su arrogante padre los puso a
prueba, tendrían que lugar entre si hasta acabar con sus contrincantes, sus
propios hermanos y el ganador sería el futuro Rey. La solemne reina, que nunca juzgaba las ideas
de su esposo no pudo soportar ver como morían dos de sus hijos y el tercero
quedaba vivo con la sangre de sus hermanos en las manos y decidió tomar la
decisión más irresponsable y temerosa. Se internó en los bosques de los Imvals
para pedirles que le concedieran un deseo. El deseo de salvar las vidas de sus
tres hijos. El puente que cruzo la reina se ilumino de una luz roja parpadeante
que alertaba a los demás reinos que alguien había quebrantado la ley.
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