domingo, 20 de octubre de 2013

El Planeta Ossam


Cuenta la leyenda que hace más de mil años los habitantes de la Tierra no estaban solos, vivían ignorando la existencia de seres mágicos en sus aguas, en sus tierras y en sus bosques. En lo más profundo de sus ríos y sus mares había seres con la piel azul, llena de escamas y aletas para poder respirar, con los pies y las manos palmeados, sus ojos eran grandes y vidriosos, se llamaban a sí mismos “Anfibis”, mitad humanos mitad anfibios.
En las tierras más hostiles y calurosas habitaban seres voladores, con pieles rojas o negras y cubiertos de escamas tan duras como las piedras de las cuevas donde se refugiaban, era escupefuegos, seres mitad humanos mitad dragones y se hacían llamar “Drakis”. Pero ninguna de estas razas eran tan sorprendentes ni peligrosas como las que vivían en los bosques más oscuros, eran seres imposibles de describir porque eran invisibles para casi cualquier ojo, sus voces eran terroríficas y nadie se acercaba a ellos, los humanos por desconocer su existencia y los seres mágicos por miedo, los llamaban “Imvals”.La diferencia entre ellos y la nada eran sus poderes, podían ver el pasado y el futuro, y además eran capaces de conceder deseos a cualquiera que osara cometer el error de pedírselos. Estos seres vieron la existencia de un planeta enigmático y perdido en el espacio al que llamaron Ossam y decidieron buscar la forma de viajar hasta el para gobernarlo, después de años buscando una solución a su problema se dieron cuenta de que necesitarían la ayuda de los “Drakis” y los “Anfibis”, los dragones podían crear un portal con las miles de piedras mágicas que conocían y protegían, esas piedras volcánicas tan ordinarias si no fueran porque los Drakis las bendecían concediéndoles atributos especiales. Y sin duda necesitarían las propiedades del mar, porque los Anfibis eran capaces de transportarse a cualquier parte del mar y necesitarían ese atributo para desplazarse hacia el nuevo planeta.
El plan era preciso y estaba casi listo, pero ni los Drakis ni los Anfibis quería colaborar sin algo a cambio y como no se fiaban de que los Imvals cumplieran su palabra y les concedieran sus deseos sin segundas intenciones decidieron acordar con ellos que viajarían dos de cada raza, para asegurar que el viaje funcionaba y ver los peligros del lejano planeta. Todos querían viajar a otro lugar para dejar de ser las sombras de los humanos y esconderse de ellos para que sus vidas no peligraran, y cada uno de ellos eligió a un macho y a una hembra de sus razas.
El Rey Draki, Dangenius Dragon eligió ir el mismo, era joven y obstinado, siempre tenía que estar presente en todo lo que involucrara a su raza, y con el arrastro a su joven esposa, Danifag Dragon que estaba en cinta y esperaba a su primer hijo. Al contrario que los Drakis, la Reina Anfibis estaba terriblemente enferma y aunque quisiera no podría viajar, su hija menor se presentó voluntaria y sus hermanos mayores a los que les daba miedo dejar su hogar y romper sus tradiciones se negaron a cambiar sus lugares por el de ella, temerosos por sus propias vidas y por dejar a sus hijos solos. Al final la joven Aranesa Anfir viajaría con su protector Aurous, que juro a la Reina Anfronsia Anfir proteger a la menor de sus hijas. Los seres Imvals eligieron a sus mejores videntes, llamados Imvil y Ismil que me gustaría describir como eran, pero nadie los ve y nadie los verá jamás porque sus pieles son transparentes y su cuerpo es invisible para cualquier ojo.
El viaje llego a su fin y las tres parejas de seres mágicos se encontraron en un planeta dividido en tres zonas, zonas que eran perfectas para la supervivencia de cada uno de ellos. Una zona era completamente rocosa, con lava en lugar de ríos, con el suelo surcado de arena y con cuevas por cualquier lado donde dirigieses la vista, la segunda zona era un 90% agua y se componía de mares embravecidos y rocas marinas que aguantaban el chocar de las olas majestuosas, y por ultimo estaba una pequeña zona con bosques verdes y negros, arboles altos como edificios y tan juntos los uno de los otros que no se veía más allá de unos cuantos pasos. Qué casualidad tan maravillosa tener tres zonas preparadas para su existencia, pero ni los Drakis ni los Anfibis se percataron de ese pequeño detalle, y felices por su nuevo hogar decidieron acomodarse en ellos y traer poco a poco a sus familias desde la Tierra. Pero los Imvals les obligaron a acordar que nadie cruzaría las fronteras de los otros, porque si alguien cruzaba fronteras estaría en territorio prohibido y podrían acabar con su vida sin repercusiones de los demás. Tanto Drakis como Anfibis juraron cumplir sus palabras y los Imvals con su magia movieron las tres zonas del planeta y la dividieron con puentes de cristal, un cristal tan claro que si no mirabas bien apenas lo verías y los dejo comunicando las zonas de ambas especies para que recordaran su juramento. El puente brillaba cuando alguien lo cruzaba y eso llamaría la atención de los demás. Los años pasaron y la vida en el hermoso planeta de Ossam se hizo muy tranquila, la joven reina de Anfibis, la hermosa Arenesa se enamoró de su guardián y se casaron trayendo a su nuevo hogar a su hija Afisiana. Mientras que los Reyes Dragon trajeron a su hogar a tres apuestos jóvenes que eran trillizos llamados Danius, Denzal y Dranzos. Nada se supo de los Imvals, porque su existencia era casi insignificante para los demás, vivían en silencio y en la penumbra de sus bosques y nadie se percataba de como vivirían.
Pero la tranquilidad en el Reino de los Dragones duro muy poco, por el Rey Dangenius había decidido poner a prueba a sus tres hijos para ver cuál de los tres podría llegar a ser rey, los tres nacieron a la vez y era difícil saber cuál era el heredero. Así que su arrogante padre los puso a prueba, tendrían que lugar entre si hasta acabar con sus contrincantes, sus propios hermanos y el ganador sería el futuro Rey.  La solemne reina, que nunca juzgaba las ideas de su esposo no pudo soportar ver como morían dos de sus hijos y el tercero quedaba vivo con la sangre de sus hermanos en las manos y decidió tomar la decisión más irresponsable y temerosa. Se internó en los bosques de los Imvals para pedirles que le concedieran un deseo. El deseo de salvar las vidas de sus tres hijos. El puente que cruzo la reina se ilumino de una luz roja parpadeante que alertaba a los demás reinos que alguien había quebrantado la ley. 
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